Crónicas de Ansina 2: El rey
-Se difuntió Máicol Yacson-, me dijo mi compadre, bien rete preocupado y compungido porque dice que era rey, y cuando los reyes se difuntean, pues llega su sustituto y se queda con el tronco, y yo digo, pus pa’ que quere un rey troncos...
-¿Qué cosa, compadre? Ah, sí, trono.
Y pus yo digo, ¿pa qué quere un rey el trono?, si en cada baño hay uno, gueno, igual y será un trono di’oro o algo por el estilo, como plata, acero o plutonio. ¡Igual y de diamante! Imagínensen.
Gueno, pero la cosa aquí es que dice Filemón, o sea mi compadre, que este rey no va’tener quien quede en su lugar, así que pa’yudar a la sociedá, porque yo soy muy dado a ayudar a la sociedá, filantrotópico dice mi compadre, me di a la tarea de pedirle al señor de Elektra, ahí donde tengo mi televisionzota plasmada...
-¿Qué? ¿Cómo, Filemón? Ah, sí, televisionzota de plasma.
Me di a la tarea incansable de ver emtiví y viechguán pa’ localizar un pusible nuevo rey, porque, ¡ah canijo!, mi aclaró mi compadre que era rey, pero de música.
Yo me dije, ¡ah chinga! Yo creiba que los reyes eran de países, pero en fin, después de meditarlo a consencia y con la ayuda inteleitual de Filemón, cayí en la cuenta de que sí, sí hay reyes de muchas cosas, como el rey de chocolate con nariz de cacahuate, el rey del mambo, el rey de reyes, el reinito de Amores Perros, el rey que no tene trono ni reina ni nadie que lo comprenda pero sigue sendo el rey, Rey-naldo Navia que jugó en el América, ReyGadas que hace una pilículas bien rete extrañas, Amayani Rei de Evangelion, el rey de Escocia que ni era rey ni era de Escocia, y así sacamos una listota yo y mi compadre, ‘onde mesmamente hay hartos reyes que no son reyes de países.
Rigresando al asunto, mi puse a ver la tele pa’ buscar posible sustituto, pero pasaron harta música de Máicol Yacson, que disque de homenaje, donde conocí al guerito éste, ¿O era negrito? ¿Era prieto o güero? Porque en unas piliculitas salía… -¿Cómo, compadre?-... Ah, sí, porque en unos videos sale blanco blanco y en otros más prieto que su servidor. Esto me recuerda a los Gutiérrez, de allá del pueblo, que querían ser blancos como el español de la tienda de ultramarinos, y se polveaban de harina todo la cara y las manos, que era lo único que se veía dibajo de todo el montón de zarapes con los que se cubrían diario a pesar de que en el pueblo hace riti harto calor, porque dicían que el español era rico y tenía una mujer muy bonita; mesmamente por eso querían ser como él. ¿Será algo parecido?... ¡No!, no creo, si este siñor se ve que tinía riti harto dinero, y pus con riti harto dinero pudia tener todas las mujeres que se le dieran la gana.
-¿Qué compadre? ¿Cómo que niños, compadre? No entiendo, Filemón.
Gueno, regresando al asunto... –Sí, ya lo sé que sempre me salgo del tema, compadre, pero ya me regresé-.
Ya después que se pasó la euforia Maicolyacsística (ah, que términos tan inteleituales se revienta mi compadre Filemón ¿Qué sería de mi sin él en esta ciudá tan enorme?), regresaron a la tele los videos de todo tipo de artistas, pero pus no creo que ninguno de ellos le llegue, porque el Máicol se reventaba unos pasitos que se pegaban y daban ganas de imitarlos, nomás que en mis primeros intentos casi tumbo otra tele plasmada y el polecía me regañó riti duro y me amenazó con sacarme de Elektra si no me estaba en paz, así que mejor me conformé con sólo mirar y reprimí todos mis ímpetus de bailarín projesional, porque déjenme decirles que cuando organizaban bailes en el pueblo con la banda y toda la cosa yo era el más… -Sí, compadre, ya no me vuelvo a desviar del tema.
Y aluego esas canciones tan bonitas, que no les entendí nada, pero que eran rete pegajosas y todavía las traigo saltando en la cabeza, no las pude comparar con otras di’otros artistas, gueno, hasta terminé aburrido de tanto tumb tumb y nada más que tumb tumb. Yo creibo que las canciones Triler, biliyín y bitit, estaban riti pegajosas, así como bolillo con cajeta. También me gustó una que dicía aim bet aim bet, pero cuando mi compadre Filemón me dijo que en inglés quiría dicir soy cama soy cama, no le vi mucho sentido.
Tonces decidí cambiarle de ritmos y le dije al poli que le pusiera en otro tipo de música, y fue cando lo discubrí, ahí, entre tantos videos di’otros tantos artistas y artistos, aparececió, emanando de su cuerpo una luz blanca igualitito que’l Espíritu Santo, ahí estaba él, con sus bototas, su música del cielo y su voz angelical, ahí, resplandeciente, s’incontraba él, Valentín Elizalde.
Lo único malo es que se petateó antes.
Ni modo, el trono sigue vacío; yo creibo que’hora al único que le queda la chanza de tomar el reinado es a José José, porque de “príncipe de la canción” a rey, nomás hay un saltito, ¿o no?
0 comentarios