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Guansaponatáin

Seis frases útiles para el momento y una aclaración

Seis frases útiles para el momento y una aclaración

Creo que nunca dejaré de usar el metro, cuando no va lleno es una maravilla, para mí es muy cómodo, mido un metro ochentayuno y soy de complexión fuerte, entonces no tengo el problema de ser apachurrado o desplazado por otros en las horas pico, mi recolección de oxígenos es buena y no corro riesgo de desmayos, puedo ver todo lo que sucede y a veces hasta tomo fotos o video con mi celular, pero eso, solamente si voy sin hacer nada, que es muy poco probable, porque mi principal actividad ahí, y por la que adoro ir en el metro, es porque puedo leer; eso cultiva ¿no? Bien lo dice una propaganda gubernamental, hay que "Leer para crecer". (frase 1)

¿Que por qué lo prefiero a andar en mi coche? Fácil, no me estreso en el tráfico soportando microbuseros, y no conozco a nadie que manejando haya leído alguna buena novela... El auto lo dejamos para ir en familia.

Uno de esos días en los que el vagón iba atiborrado de gente, logré meterme entre los pasillos y me puse a leer, en ese entonces estaba en la lectura de "La cuidad y los perros" de Vargas Llosa; el conductor, cada que llegaba a una estación decía la frase muy conocida entre los usuarios: "Favor de permitir el libre cierre de puertas" (frase 2). Así transcurrieron varias estaciones en donde al llegar a cada una subía más y más gente, apachurrándose, comprimiéndose, arrejuntándose, tosiéndose, peleándose, rozándose, oliéndose, rompiendo esa ley de la física que dice "Dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio" (frase 3); y obvio, el cierre de las puertas era cada vez con mayor dificultad. El conductor en cada parada decía su consigna más molesto, sí, molesto y desesperado, y le incluía un "por favor", "señor del tercer vagón, meta su mochila", "si no cierran las puertas no podemos avanzar" y muchas de esas; entonces, ya llegando a la estación Deportivo Oceanía y demostrando toda su frustración en el temblor de su voz dijo -¡Por los clavos de Cristo (frase 4), favor de permitir el libre cierre de puertas! Ja, todos nos reímos.

Ni chamanes, brujas, dioses griegos, mexicas o romanos, hechiceros, Voldemort, santeros, santos, Satanás, Gandalf, Buda; ni siquiera todos al mismo tiempo "le iban a hacer el favorcito" (frase 5)... de cerrar esas puertas.

Y por fin, después de un buen rato de empujones, al cerrar, como supongo que las burlas estuvieron al por mayor, humano como es el señor conductor se enojó y dio cinco tonos con el timbre de la puerta, esos cinco soniditos que conjugados en ritmo y tiempo significan mentadas de madre; nos volvimos a reír. Creo que aquí nuestro amigo asimiló esa frase que al parecer está pensada por Hitler o alguno de sus iguales por lo rotundo y rudo del significado: "El que no está conmigo está contra mí" (frase 6), pero no, no es de ninguno de esos villanazos que pudieron pensar, es nada más y nada menos que del mismo referido por el conductor, con todo y su clavos.

Y ya entrados y hablando del buen amigo Cristo, quiero aclarar que la frase (7) "dejad que los niños se acerquen a mí" es de él, y no, como todos piensan, de Michael Jackson.

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